Un 27 de enero de 1756, nace uno de los compositores más grandes del mundo: el austriaco Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart.
Desde niño ya componía sinfonías; su obra abarca todos los géneros de su época, es uno de los músicos más escuchados y más influyentes de todos los tiempos.
Estudios han demostrado que la música de Mozart tiene influencia en el comportamiento de los bebés, proporcionándoles mayor desarrollo intelectual y creativo.
Varios estudios han demostrado el poder que tiene la música sobre los futuros recién nacidos. También aseguran que los bebés recuerdan las melodías que han escuchado dentro del vientre materno, al menos durante el primer año, y asocian la melodía con un periodo de paz y tranquilidad.
Se conoce que a partir de la semana 20 de embarazo, el bebé es capaz de oír, por eso también se recomienda hablarle, pues aunque no entienda el significado de las palabras, capta el tono, la musicalidad y la intención de las frases como un reflejo de las emociones, este sonido familiar actúa como una referencia tranquilizadora.
La música es uno de los mejores canales para conectar con nuestro bebé, no importa el estilo de música que escuchemos, puede ser clásica, pop... lo importante es que nos guste y nos haga sentir bien. Todavía está por saber, si la música estimula la inteligencia del bebé, o si determinado tipo de música hará que en el futuro bebé tenga predilección por ella o le proporcione alguna habilidad musical.
Pero lo que si es cierto, es que un bebé que duerme escuchando música clásica, tiende a alcanzar la face del sueño mas profundo y reparador, que necesita para su mejor desarrollo.
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