sábado, 2 de mayo de 2020

¿Qué es el modelo Centinela que aplica el gobierno mexicano ante Covid-19?

El modelo Centinela es la estrategia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para vigilar el comportamiento de la pandemia del Covid-19 en México.
Es un programa de vigilancia epidemiológica y es utilizado en varios países para monitorear enfermedades como la influenza estacional, pero en México se ha vuelto el centro de una intensa controversia.
La Secretaría de Salud decidió utilizarla en lugar de aplicar pruebas masivas en la población para detectar contagios.
Es un sistema que utiliza un método similar al de las encuestas, que permite estimar el sitio y la cantidad de personas con posibilidades de contraer el virus.
Con dicha metodología se obtienen datos más precisos y en un menor plazo que al realizar millones de pruebas entre la ciudadanía, explicó el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de México, Hugo López-Gatell.
El funcionario detalla que el sistema estima que los potenciales contagiados son ocho veces más que los casos que han sido confirmados oficialmente.

Dudas

Pero no todos le ven bondades a este modelo, y advierten que centrarse en él puede ser riesgoso, especialmente cuando el país se acerca la fase tres de la pandemia, es decir, a un período en el que aumentan los contagios.
"El centinela no está diseñado para una situación epidémica", declaró a la BBC de Londres, Alejandro Macías Hernández, quien encabezó la Comisión Nacional para la Atención de la Influenza en 2009, cuando México afrontó el AH1N1, en una opinión a todas luces politizada, pues pertenece al equipo de Felipe Calderón.
"No es un sistema que esté probado para una epidemia y menos (para) una como la de coronavirus".
En su opinión, lo más conveniente es hacer más test, como lo recomienda la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
"Existe una necesidad urgente de que los países aceleren y amplíen las pruebas para una comprensión más precisa de la pandemia", insiste la directora del organismo, Carissa Ettienne.

No más pruebas

Pese a las críticas que encabezan personajes ligados al conservador Partido Acción Nacional, las autoridades mexicanas de la salud mantienen la estrategia.
La razón, detalla López-Gatell, es que el método de revisar a miles de personas no es totalmente útil.
"Seguiremos utilizando el modelo Centinela. Las llamadas pruebas rápidas o tiras reactivas que se basan en la detección de anticuerpos no tienen validez y no tienen recomendación en México".
Para asegurar un mejor resultado con esta metodología -dice Gatell- es necesario aplicar la prueba a un alto porcentaje de la población.
"No se puede medir a todos los mexicanos, es materialmente imposible", dice.
Por eso desde el inicio de la epidemia, el gobierno determinó utilizar el programa Centinela, que funciona de manera similar al levantamiento de encuestas y permite "revisar de manera general la pandemia".
Explicó que se elige una muestra de personas para ser entrevistada y a partir de los datos recabados se realizan las estimaciones del contagio.
El sondeo permite elaborar un mapa con el comportamiento de la pandemia en el país, y sobre todo conocer la potencial cantidad contagios.
Según López-Gatell, el modelo es más eficiente que intentar aplicar pruebas a los 127 millones de habitantes de México. En cambio se toman miles de muestras y de allí se obtienen inferencias estadísticas para calcular la dispersión del covid-19.
"Basta entrevistar a 3 mil o a 5 mil personas", explica. "El método es tan robusto que permite estimar o apreciar, con un pequeño margen de error de 2 a 3%".

Vigilar el covid-19


El modelo Centinela empezó a aplicarse en México en 2006 para vigilar el comportamiento de algunos virus, justamente en el gobierno de Calderón Hinojosa, el más férreo crítico a su aplicación en la actualidad.
Legalmente todas las clínicas, hospitales y consultorios públicos o privados deben reportar a la Secretaría de Salud los casos de enfermedades respiratorias que detecten.
La información se concentra en un banco de datos del cual se obtienen mapas, que muestran la incidencia de los padecimientos en México.
Además, incluye la vigilancia a través de laboratorios donde se realizan pruebas y análisis a pacientes con padecimientos respiratorios.
Esto permite monitorear el comportamiento de los virus, y sobre todo detectar las eventuales mutaciones.
Asimismo, permite estimar la demanda de servicios de salud en cada uno de los 32 estados del país.
La información permite utilizar de manera más eficiente las instalaciones del sector, así como distribuir recursos y personal en las zonas con mayores problemas.
Hasta enero pasado el programa Centinela vigilaba a 13 tipos de virus pero cuando empezó el brote en China se añadió al sistema el SARS-CoV-2.
Es la definición científica del tipo de coronavirus que provocó la actual pandemia.
Al principio Centinela se utilizaba para vigilar el comportamiento de la influenza estacional, sobre todo tras la pandemia AH1N1 de 2009.
México no es el único país que lo aplica, y el modelo ha sido avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, en el caso de la pandemia de coronavirus CoV-2, la OMS insiste en que todos los países afectados deben aplicar el mayor número posible de pruebas a su población.
El método Centinela, añade el organismo, ha resultado ser eficiente en epidemias como la de influenza.

Desventajas

El señalamiento de la OMS es una de las desventajas del programa, subraya el especialista Macías Hernández.
En el caso de la influenza estacional y el AH1N1, Centinela funciona bien porque ya se conoce el comportamiento del virus.
Pero no es así con el SARS-CoV-2, del que todavía se analiza su comportamiento.
Además en México el programa se concentra en algunos lugares específicos, añade, donde suelen presentarse los mayores problemas con la influenza.
Es decir, en la actual pandemia "muchos lugares no van a caer dentro de esa vigilancia".
Un elemento adicional es que el modelo se concentra sobre todo en los casos más graves o las personas contagiadas.
Pero no está claro qué sucede con aquellos con los que estuvo en contacto. Así, existe la posibilidad de que personas con potencial de contagio no se incluyan en las estadísticas de Centinela.
Y, por lo mismo, hay riesgo de que no sean aisladas en caso necesario, o que el nivel de propagación del virus no sea totalmente controlado.
Pero el mayor peligro de centrarse en este el programa es que no se conoce aún el comportamiento del SARS-CoV-2, advierte el experto.
"El sistema Centinela tiene ventajas y desventajas, y una de ellas es que no está diseñado para una epidemia", insiste el especialista.
"La ventaja es que puede dibujar un mapa nacional (de la pandemia), pero no deja de ser un muestreo que no serviría para que la autoridad ciertas tome decisiones, como el aislamiento de algunas personas".
Con información de BBC Mundo


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