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sábado, 22 de agosto de 2015

¿Desde dónde miramos la realidad?


Un empresario envió a sus dos hijos gemelos a explorar un país para sopesar las oportunidades para su negocio de calzado. Al cabo de un tiempo, el padre recibió correos electrónicos de sus hijos.

El primero escribió: “Querido padre, llevo días recorriendo este fantástico país y he observado que hay pocas tiendas y que oferta de calzado no es de muy buena calidad. Muchas personas aún viven en el campo, donde la mayoría de los caminos se encuentran sin asfaltar. Sinceramente, no creo que sea un buen lugar para vender nuestros zapatos”. 

Seguidamente, el padre leyó el mail de su otro hijo:

“Querido padre, llevo días recorriendo este fantástico país y he observado que hay pocas tiendas y que la oferta de calzado no es de muy buena calidad. Muchas personas aún viven en el campo, donde la mayoría de los caminos se encuentran sin asfaltar. Creo que es un buen lugar para vender nuestros zapatos”. A pesar de que los dos hermanos habían recorrido el mismo país, vieron cosas diferentes.

Uno detectó problemas y el otro vislumbró oportunidades.

La educación tradicional ha fomentado el pensamiento lógico y racional. Para afrontar el nuevo mundo necesitamos explorar nuestra parte más emotiva y creativa. 

Puede que nos hayamos olvidado, pero todos hemos sido niños. Por aquel entonces, veíamos la vida con asombro y la disfrutábamos jugando con la imaginación. Pero tarde o temprano nuestras ilusiones chocaron contra el muro que los adultos llaman “realidad”, que comenzamos a construir al iniciar nuestra andadura académica y profesional. ¿Cuántas veces nos han dicho que no podemos ganarnos la vida haciendo lo que nos gusta? De tanto oírlo, la mayoría nos lo terminamos creyendo, dejando nuestros sueños de lado.

Pero si cada uno de nosotros nace con un potencial, con un talento y con una misión determinados ¿Por qué en general nos dedicamos a profesiones que poco o nada tienen que ver con nuestros verdaderos valores? La respuesta se encuentra en nuestro #cerebro. Este órgano está dividido en dos: el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho. Curiosamente, cada hemisferio procesa la información que recibe del exterior de forma distinta. Cada uno está relacionado con áreas y funciones diferentes. Podría decirse que ambos cuentan con su propia personalidad.

El hemisferio izquierdo, por ejemplo es el responsable del lenguaje verbal, de la habilidad lingüística, de la capacidad de análisis, de la resolución de problemas matemáticos, así lógico y racional. es el más intelectual, formal y convencional de los dos; se le da muy bien absorber y almacenar información teórica y numérica, como nombres, definiciones o fechas. Por el contrario, tiende a controlar e inhibir sus sentimientos. Es el encargado de la organización, el orden, la estructura y la planificación. Es muy obediente y disciplinado y se rige por medio de normas, reglas, protocolos, leyes y procedimientos estandarizados. Y utiliza el miedo para protegernos y mantenernos a salvo de potenciales amenazas y peligros.

Este hemisferio busca certeza y solamente se fija en la dimensión física, cuantitativa, tangible y material de las cosas y le cuesta mucho percibir los infinitos matices grises que se encuentran entre los extremos blanco y negro. El hemisferio izquierdo solo considera válida aquella información que pueda demostrarse a través de hechos irrefutables, resultados mediables y datos estadísticos. 

El hemisferio derecho, por otra parte está más vinculado con la experiencia cenestésica y sensorial de todo aquello que sabemos que no puede expresarse con palabras, y que no por ello es menos real. Nos brinda la habilidad de interpretar señales, signos, metáforas, así como la capacidad de soñar y de comprender el significado oculto de las cosas. Este hemisferio nos conecta con la dimensión emocional y espiritual de nuestra condición humana; nos permite sentir la parte cualitativa, intangible e inmaterial de las cosas. Es el más artístico, original y rebelde de los dos, le gusta salirse de la norma e ir más allá de lo socialmente establecido. No tiene sentido del tiempo y está totalmente centrado y arraigado en el momento presente.

Es experto en relacionarse con los demás. Destaca por su empatía, su compasión y su destreza para detectar los aspectos no verbales de la comunicación. Se le dan muy bien la percepción especial, el movimiento y la orientación. Tiene una visión holística de la realidad, concibiéndola como una unidad donde todo está integrado e interconectado. Entre otros dones, el hemisferio derecho nos permite desarrollar la intuición, la innovación y el pensamiento creativo; tiene facilidad para visualizar ideas e inventar cosas que no existían y que aparentemente no eran posibles. Y en definitiva, no nutre de confianza para atrevernos a seguir nuestra propia voz interior y, en consecuencia, recorrer nuestro propio camino.

Los neurólogos han descubierto que ambos hemisferios actúan a la vez. Los dos presentan cierta actividad neuronal en mayor o menor medida, independientemente del tipo de tareas que llevamos a cabo. Ninguno de los dos es más importante que el otro; más bien son complementarios. Hoy por hoy, la mayoría de nosotros estamos tiranizados por el hemisferio izquierdo y es esta descompensación con nuestro hemisferio derecho lo que impide que muchos conozcamos la forma de cultivar la intuición y la creatividad necesaria pare reinventarnos profesionalmente.

El hemisferio izquierdo del cerebro sigue siendo el único protagonista en las aulas. La inteligencia y el valor de las nuevas generaciones se siguen midiendo con la puntación que los estudiantes sacan en los exámenes, colegios, institutos o universidades. Y es que seguimos creyendo que le pensamiento lógico y el conocimiento racional son superiores a la intuición, la imaginación y la creatividad.

Tal como explica el experto en educación, talento y creatividad Ken Robinson, los actuales test miden cierto tipo de inteligencia, pero dejan de lado muchos aspectos y cualidades de la misma. Hay tantas maneras de expresar la inteligencia como seres humanos hay en este mundo. Eso si todas ellas van de la mano de la creatividad y al igual que la capacidad de razonar nos viene de serie, el pensamiento creativo es inherente a nuestra condición humana. 
Si bien las habilidades del hemisferio izquierdo nos han dado buenos resultados a lo largo de la era industrial, para la era del conocimiento que está emergiendo ya no van a ser suficientes.

Ha llegado a la hora de potenciar nuestro hemisferio derecho y promover un sano equilibrio entre ambos. Para lograrlo, el reto es descubrir un medio profesional para canalizar todo el potencial innato que reside en nuestro interior. De pronto encontramos la manera de conjugar una serie de elementos que antaño parecían contradictorios e incompatibles, como por ejemplo la pasión con la profesión o la vocación con el dinero. El quid de la cuestión es si somos lo suficientemente valientes como para escuchar lo que sentimos en nuestro corazón.

Por Borja Vilaseca.

viernes, 24 de mayo de 2013

Inteligentes son más selectivos


Las personas más inteligentes son más lentas a la hora de determinar en qué dirección se mueven objetos grandes. A esta conclusión a la que llegaron científicos de la Universidad de Rochester al aplicar simple test visual a personas con diferente cociente intelectual (CI). Eso sí, los más listos también son mucho mejores cuando se trata de objetos pequeños.

Aunque a simple vista resulte difícil de entender, esta incapacidad de percibir imágenes grandes en movimiento tiene una explicación lógica. Se relaciona con la habilidad del cerebro para suprimir la información de fondo, no importante, y así centrarse en los detalles relevantes.

“Nuestro resultado subraya el hecho de que una inteligencia elevada es simplemente el reflejo de un procesamiento cerebral eficiente y efectivo”, explica Duje Tadin, autor principal del estudio publicado en Current Biology, en declaraciones a Agencia SINC. 

El cerebro es incapaz de procesar la inmensa cantidad de estímulos que le llegan desde los sentidos. 

“Como estamos limitados en la cantidad de información que podemos procesar, lo segundo mejor que se puede hacer es ser selectivo” indica Tadin.

En la mayoría de las situaciones de la vida cotidiana –por ejemplo, al ir en coche, andando o, simplemente, al mover los ojos por una habitación–, el movimiento de fondo es menos importante que el de los objetos pequeños. 

El test indicó que las personas con alto CI no solamente son más rápidas al procesar la información importante, sino que son mejores al suprimir la irrelevante.

En el estudio, los participantes observaron un video con secuencias cortas de barras blancas y negras de diferentes tamaños moviéndose en la pantalla, y se les pidió que indicaran la dirección del movimiento. 

Como se esperaba, la identificación del movimiento de las barras grandes fue peor que la de las pequeñas en todos los individuos. Pero, para sorpresa de los investigadores, los voluntarios con un alto CI lo hicieron mucho peor.

Los resultados del test mostraron una correlación de hasta el 71 por ciento entre poseer un elevado CI y una buena capacidad para filtrar la información.

“Este vínculo entre supresión visual del movimiento de fondo e inteligencia proporciona una pista para buscar qué es diferente en el procesamiento neural, en la neuroquímica y en los neurotransmisores de la gente con alto cociente intelectual”, remarca Tadin.

Criprograma Mx

miércoles, 13 de febrero de 2013

Tocar instrumento antes de los 7 años fortalece el cerebro


La música, el arte más abstracto por su propia naturaleza, es una espléndida medicina para el cerebro. Los científicos acaban de observar algo que ya se intuía, que el lenguaje musical y su aprendizaje fortalecen el cerebro.
   
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Concordia, en colaboración con personal del Instituto Neurológico de Montreal y la Universidad McGill (todos en Canadá), las clases de música antes de los siete años podrían ayudar a establecer fuertes conexiones entre las regiones motoras del cerebro, aquellas que ayudan a a planificar y llevar a cabo los movimientos.

Aprender a tocar requiere coordinar manos y estímulos visuales o auditivos. La investigación, que publica Journal of Neuroscience, proporciona una fuerte evidencia de que entre los seis y ocho años la formación musical interactúa con el desarrollo normal del cerebro a la hora de producir cambios duraderos en las habilidades motoras y la estructura del cerebro.

Según la profesora Virginia Penhune, "aprender a tocar un instrumento requiere de la coordinación entre las manos y los estímulos visuales o auditivos". Hacerlo antes de los siete "probablemente aumente la maduración de las conexiones entre el motor y las regiones sensoriales del cerebro", explica.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores observaron a 36 músicos adultos mientras tocaban algún instrumento y escanearon sus cerebros. La mitad de ellos empezaron su formación musical antes de los siete años, mientras que la otra mitad se inició a una edad más avanzada, aunque los dos grupos tenían el mismo número de años de experiencia. Estos dos grupos se compararon también con individuos que habían recibido poca o ninguna formación musical.

Se demuestra que la capacitación es más eficaz en edades tempranas. Al comparar una habilidad motora entre los dos grupos, los músicos que comenzaron antes de los siete años eran más precisos, incluso después de dos días de práctica. Al comparar la estructura del cerebro, los músicos que comenzaron temprano tenían sustancia blanca reforzada en un haz de fibras nerviosas que conecta las regiones motoras izquierda y derecha del cerebro.

No obstante, los escáneres cerebrales revelaron que no había ninguna diferencia entre los que no tocaban ningún instrumento y los que comenzaron su formación musical más tarde, lo que sugiere que la evolución del cerebro puede ocurrir temprano o puede no darse.

"Este estudio es importante a la hora de demostrar que la capacitación es más eficaz en edades tempranas ya que ciertos aspectos de la anatomía del cerebro son más sensibles a los cambios en esos momentos", concluye el coautor, el doctor Robert J. Zatorre.

Criptograma Mx

martes, 22 de enero de 2013

Puntos para desarrollar la creatividad



¿Deseas ser más original? ¿Quieres que tu cerebro genere buenas ideas? Los últimos estudios científicos sobre la creatividad sugieren algunos trucos que funcionan: 

1. Abúrrete

Un equipo de investigadores británicos de la University of Central Lancashire (UCLan) ha demostrado que llevar a cabo una tarea aparentemente aburrida durante 15 minutos, como copiar números de un directorio de teléfono, aumenta considerablemente la inventiva. 

2. Pon una película de Harry Potter

Investigadores de la Universidad Lancaster han comprobado que ver solo 15 minutos de películas con contenidos propios del cine fantástico, como los contenidos mágicos de magos y brujos que aparecen en la popular saga de Harry Potter, es suficiente para que los niños y adolescentes sean capaces de pensar de manera más creativa.

3. Juega

Los videojuegos potencia la actividad creativa en nuestro órgano pensante, según se desprende un reciente estudio de la Universidad Estatal de Michigan (EE UU). En experimentos con 500 niños de doce años de edad, los científicos comprobaron que aquellos que jugaban con videojuegos eran más creativos desempeñando tareas como dibujar o escribir historias. 


4. Potencia tu buen humor



Las personas que hacen una pausa mientras trabajan para escuchar música o ver vídeos cómicos en Internet no están perdiendo el tiempo, sino que al mejorar su humor pueden potenciar su creatividad, según un estudio publicado en la revista Psychological Science. Al parecer, el ánimo positivo pone a punto a la corteza cingulada anterior, una región del cerebro que siempre se activa momentos antes de tener una idea.


5. Mueve los ojos



Los ejercicios de movimiento de ojos hacia delante y hacia atrás aumentan la creatividad, según han demostrado Elizabeth Shobe y sus colegas del Richard Stockton College de Nueva Jersey (EE UU). Los detalles del trabajo se daban a conocer en la revista Brain and cognition. Eso sí, el efecto que observaron era temporal y no duraba más de 9 minutos.

Criptograma Mx

jueves, 3 de enero de 2013

Estimulación eléctrica en cerebro libera sustancia parecida al opio


Estimular ciertas partes del cerebro con electricidad libera una sustancia parecida al opio que reduce el dolor significativamente, descubrieron Científicos de la Universidad de Michigan.

La investigación encabezada por Alexandre DaSilva fue realizada en la Universidad de Michigan, Harvard y la City University of New York. En ella, administraron un rastreador de manera intravenosa que alcanzó las partes afectadas por TNP, un tipo de dolor crónico y severo en la cara. Después, estimularon la corteza cerebral del paciente con electricidad durante 20 minutos.

Gracias a esta estimulación, el cerebro liberó mu-opio, un opiato producido naturalmente por el cerebro.Tras una sola sesión, los pacientes eran un 36 por ciento más resistentes al dolor de frío (donde te hacen sumergir las manos en agua con hielos hasta el tiempo que aguantes). 

No obstante, no hubo mejora en el dolor de TNP, por lo que los científicos concluyen que se necesitan más sesiones para tener un cambio significativo.

Las ventajas de una terapia así, a pesar del crepe factor, es que se evitaría o reduciría el uso de medicamentos altamente adictivos, como la morfina.


Criptograma Mx

sábado, 10 de noviembre de 2012

Hombres pierden sensación de deseo tras orgasmo: estudio



Un reciente estudio cerebral a varios hombres antes y durante el orgasmo demostró que en la materia gris existen dos áreas, la corteza cingulada y la amígdala, que da la orden de desactivar cualquier sensación de deseo inmediatamente después de mantener una relación sexual.

La investigación se realizó por el neurocientífico francés Serge Stolerú, quien señaló que lo anterior se acompaña de la secreción masiva de dos sustancias químicas, la oxitocina y la serotonina, que inducen un profundo sueño.

Según Stolerú explica en la revista Neuroscience and Biobehavioral Reviews, una reciente encuesta realizada en Europa entre 10 mil adultos, puso de manifiesto que el 80 por ciento de los hombres se duermen profundamente tras practicar sexo, e incluso que un 48 por ciento admite que se ha quedado dormido alguna vez durante el acto.

Sin embargo, a las mujeres no les ocurre lo mismo, lo que explica por qué se sienten privadas de atención después de mantener relaciones sexuales con sus parejas, tal y como concluía un reciente estudio de la Universidad de Michigan, en los Estados Unidos. 

Criptograma Mx 

viernes, 5 de octubre de 2012

Puede alcohol causar daños irreversibles en el cerebro


En jóvenes menores de 25 años, el abuso en el consumo de alcohol puede dañar de manera irreversible el desarrollo de su cerebro, y aquellos que comienzan a beber a una edad temprana (desde los 13 años) aumentan sus posibilidades de convertirse en alcohólicos y adictos a otras sustancias.

Es sabido que el consumo abusivo de bebidas alcohól
icas puede ser muy perjudicial para los consumidores, pero el riesgo es mayor en los menores de 25 años porque hasta esa edad el cerebro humano todavía está en formación, por lo que los daños neuronales que se producen durante esa etapa de maduración y desarrollo son 'irreversibles'.

"Datos de los últimos años han demostrado que el desarrollo del cerebro no termina hasta los 21-25 años. Durante la fase juvenil/adolescencia tienen lugar importantes remodelaciones y cambios plásticos en ciertas regiones cerebrales, como la corteza prefrontal, hipocampo, área tegmental ventral. Estos cambios plásticos explicarían la gran capacidad que tienen los menores y los adolescentes para aprender y memorizar nuevos conceptos. El alcohol altera estos procesos, afectando la plasticidad cerebral y la capacidad de aprender y memorizar. Estas alteraciones pueden ser irreversibles". 

Lo anterior fue señalado por Consuelo Guerri, jefa del Laboratorio de Patología Celular del Centro de Investigación Príncipe Felipe, durante la XX Jornada sobre Drogodependencias titulada 'Alcohol, ¿hablamos?', llevada a cabo en Valencia, España.

La científica dijo que, de acuerdo con los experimentos, la mayor neurotoxicidad se produce en regiones implicadas en la memoria y el aprendizaje, como son el hipocampo y la región prefrontal. Así, los adolescentes con altos índices de consumo concentrado podrían presentar en poco tiempo problemas escolares y en la conducta al volverse más agresivos.

Con información de UNAM

jueves, 21 de junio de 2012

¿Mentir nos hace más inteligentes?


Mariana Martínez Gómez /Criptograma Mx


Desde la mentira más piadosa, hasta la que encierra las peores intensiones, todos las decimos, en mayor o menor medida. Mentimos cuando nuestro ego se ve amenazado o cuando queremos sacar provecho de alguna situación. En este contexto, se dice que la mentira es un mecanismo de defensa, un arma más para la “difícil supervivencia en este mundo”.
  
Todos mentimos a diario, pero no todos tenemos la capacidad de ser buenos mentirosos. El cerebro está compuesto por  sustancia blanca y gris. La materia blanca está constituida por fibras, que serían "los cables de nuestra computadora". La sustancia gris, formada por neuronas, "sería nuestro disco duro", y conforma la corteza cerebral.

Un estudio científico descubrió que los mentirosos o farsantes tienen entre un 22 y un 25 por ciento más de materia blanca que las personas honestas. Los autores principales de la investigación, los psicólogos Yaling Yang y Adrian Raine, creen que "cuanto más cableado tenga un sujeto el lóbulo prefrontal (ósea, más materia blanca), mayor facilidad posee para mentir".

Se piensa que la materia blanca extra en los cerebros mitómanos provee a la persona una gran capacidad cognitiva para mentir, por eso se especula que mientras más grande es el cerebro, hay más capacidad para mentir. Cuan más capacidad de razonamiento, más complejas y elaboradas podrán ser las mentiras.

Aquí podríamos nombrar a los “mentirosos naturales”, aquellos que mienten desde chicos para salir bien librados de castigos o regaños. Ellos llegan a convertirse de adultos en grandes abogados, políticos o actores. ¿A qué les suena esto?

Siempre se nos ha dicho que hacer trabajar el cerebro es bueno para alimentar nuestra inteligencia. Así que para los que les dé flojera ejercitar su cerebro ( ya sea leyendo, armando rompecabezas, resolviendo crucigramas, sudokus, etc.) , ahora tienen una opción que no requiere gran cantidad de esfuerzo y que además a  algunos nos sale muy bien.




jueves, 3 de mayo de 2012

Videojuegos de acción mejoran atención visual


Archivo

Jugar un videojuego de acción, aunque sea por periodos cortos, provoca cambios en la actividad cerebral y mejora la atención visual.

Así quedó demostrado por un equipo liderado por el profesor de Psicología Ian Spence en la Universidad de Toronto, Canadá. Para llegar a esa conclusión, 25 personas que nunca habían manejado videojuegos pasaron 10 horas en sesiones de una o dos horas entretenidos con una consola, unos, en un juego en el que debían disparar y en otros en un puzzle tridimensional.

Antes y después de empezar el juego se registraron sus ondas cerebrales. Los sujetos que usaron el videojuego de acción mostraban una mejora evidente en su capacidad de atención visual, así como cambios en las ondas cerebrales vinculados a la capacidad de suprimir información que distrae.

Mientras que los que jugaron con puzzles en la pantalla no experimentaron cambios cerebrales. Esta es la primera vez que un estudio demuestra que los videojuegos causan cambios directos en el cerebro, y no que diferencias previas nos impulsan a jugar más o menos delante de una pantalla, como apuntaban investigaciones anteriores.

“Tener la atención visual desarrollada resulta crucial en muchas actividades cotidianas (…) Es necesario para conducir un coche, para practicar deporte, para detectar cambios en un monitor de un ordenador, o incluso si intentamos evitar caernos andando por una habitación infantil con el suelo lleno de juguetes”, subraya Ian Spence, coautor del trabajo.

Los resultados se publicaron en la revista Journal of Cognitive Neuroscience.