lunes, 4 de junio de 2012

Hay miedos que vale la pena enfrentar: Luis Miguel Lombana, Dir. Escena Ópera Nabucco



Por Armando B. Guerrero

En entrevista para Criptograma Mx, Luis Miguel Lombana nos comparte sus vivencias, que lo han llevado a estar entre las caras más representativas del arte en México. Actualmente prepara su próxima puesta en escena de la ópera Nabucco con la Compañía Nacional de Ópera en Bellas Artes.

¿Quién es Luis Miguel Lombana?

Soy una persona que he tenido la fortuna de poder transitar y trabajar en diferentes medios de comunicación y medios artísticos. Mi origen y la base de todo lo que yo hago, y lo que sigue siendo lo prioritario en mi profesión es el trabajo de teatro, el trabajo sobre el escenario, ya sea como actor o como director.

Estudié en la Facultad de Filosofía y letras de la Universidad Nacional y eso dictamina toda mi carrera. El haber tenido el privilegio de haber trabajado como director o como actor me ha abierto las posibilidades de lenguaje y de experimentación en mi carrera.

La vida me ha llevado también a tener la posibilidad de incursionar en televisión y en cine. Pero básicamente estamos hablando de un gran lenguaje que significa crear una historia, contar una historia y vivir una historia, una ficción con la mayor honestidad y la mayor seriedad posible. Y eso permea todo, sea teatro, sea cine, sea ópera, sea televisión o sean eventos parateatrales. Es crear una ficción y vivir una ficción, que es una mentira, pero contar esta mentira con tal veracidad y con tal honestidad que la mentira se vuelva verdadera. 
Parece una contradicción pero ese es el eje central que domina mi vida como hacedor de teatro.

¿Cómo vincula su trabajo en televisión, cine, teatro y ópera?

Vincular la televisión con el teatro, es complicado, porque son lenguajes diferentes. La televisión tiene un mecanismo de producción y unas necesidades muy específicas de dirección y de actuación, que te divorcian o te separan mucho del proceso de montaje de una obra de teatro o de una ópera.

Si bien hay puntos en común, como el crear una historia, crear, perfilar y estructurar un personaje. Los mecanismos y los sistemas de producción son muy distintos, la manera como uno se acerca a una película, los tiempos de producción que se necesitan y de preparación de un personaje en una película, son muy distintos a los que requiere una obra de teatro, una ópera o una serie de televisión. Entonces estos puntos en común ahí encuentran divergencias muy amplias y vincularlo, no te ayuda mucho, porque no son complementarios.

Tienes que respetar los tiempos de cada uno respetar sus lenguajes. La manera de actuar en teatro o en teatro de cámara, es diferente a la hora de interpretar en un formato tan grande y tan amplio como puede ser la ópera. O actuar en cine es muy distinto por el nivel de contención y el nivel de sutilezas que puedes llegar a manejar a diferencia de una telenovela, dónde te piden que exageres más, acentúes, remarques más ciertos momentos. 

Entonces lo importante para mi es encontrar bien los elementos de producción, los valores, los lenguajes y respetar y actuar acorde a ellos.

¿Por qué hacer un Nabucco fuera de lo tradicional?, ¿Es una decisión propia o es una petición? ¿Quién decide hacerlo de manera tradicional o hacer algo novedoso?

Son decisiones personales.
Cuando a un director le ofrecen un titulo se le abren una serie de posibilidades. A veces el titulo ya viene encaminado por la producción. En este caso es una producción nueva, entonces eso me permite crear todo un universo a partir de esta producción. Al ser nuevo, entonces tienes todo el margen para poder establecer tu propio lenguaje y tu propio discurso que es lo mejor que te puede pasar como director: crear a partir de cero.

Este es el caso de este Nabucco, que es un Nabucco que me interesaba ver desde un punto de vista no exclusivamente de la trama de la ópera compuesta por Verdi, si no a partir de la historia que hay alrededor y detrás del estreno de Nabucco.

Eso a mi me permite abrir el discurso escénico a varias lecturas. Dar un marco histórico, ver lo que significó montar Nabucco, lo que significó para Verdi, lo que significó para los cantantes y lo que significó para Italia en el 1842.

Con Nabucco hay un antes y un después en la vida de Verdi que lo catapulta a la fama, además que encuentra a la mujer que lo va a sacar de una profunda y compleja depresión y se va a convertir en la compañera para el resto de su vida, eso es también un dato importante. 

Nabucco es una ópera solemne basada en un texto bíblico, es una ópera masiva, grande, inmensa en todos los sentidos: vocal y musicalmente lo es. 

Al contar esta narración colateral y periférica, pretendo hacerla menos solemne, más dúctil, más ligera y que los cuatro actos fluyan con mayor soltura. Ese es también otro propósito de la puesta en escena pero sobre de todo, es enriquecer una historia, una ópera y en lugar de estarla presenciando de frente, es como si la estuviéramos observando lateralmente, como entre cajas. Y es un poco veladamente un homenaje a Verdi y un homenaje a esta compañía de ópera que es a la larga un homenaje a nosotros mismos de compartir con el público como se monta eventualmente una ópera. Ese es a grandes rasgos el propósito del montaje.

También se trata de proponer, no darle a público, al espectador, una papilla ya digerida, sino un ejercicio mental en el cual todos vamos montando la historia de la ópera.

¿Hay miedo a la crítica?

Hacer un proyecto y exponerse conlleva un factor de riesgo y el riesgo, produce inquietud y puede producir miedo. Siempre hay un miedo a la hora de exponer un punto de vista y no es sólo ya el miedo cuando llega el público, el espectador, sino es el miedo a tu propio equipo de trabajo, a que acepten una idea, un concepto, a tus compañeros, a tu elenco, al coro, a los actores, a los solistas. Son varias barreras que se tienen que ir resolviendo, se tienen que ir enfrentando.

Miedo siempre hay es inevitable, porque hay un riesgo, y uno se arriesga porque esto es en vivo y porque no sabemos que va a pensar el público o cómo lo va a tomar.

Pero hay un miedo que te atenaza, te imposibilita y te impide llegar al estreno y hay otro miedo que vale la pena enfrentar y que vale la pena encararlo y asumir las consecuencias. Estoy consciente que habrá espectadores que no acepten este punto de vista, este concepto de montaje, y que igual se pronuncien el día del estreno o en las funciones.

Bueno es un riesgo que uno corre cuando afirma que la puesta en escena es a partir de una idea que a uno se le ocurrió y hay que enfrentar eso también y asumir las consecuencias.

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